La Ópera pánica (2001) desciende directamente de los diálogos de payasos que el autor tuvo la oportunidad de ver en los circos pobres de su país natal, Chile. A mitad de la función, para rellenar el espectáculo, aparecían un par de payasos creando absurdas y largas intervenciones que iban desde inocentes adivinanzas con juegos de palabras- pasando por situaciones absurdas- hasta alcanzar un alto nivel poético y filosófico. Son diálogos que llegan a identificarse con el espectador, y lo sumerge en un universo delirante, en una mezcla de contrarios e iguales, de amor y odio, tragedia y comedia, de mal gusto y refinamiento. Le hace reír pero al mismo tiempo reflexionar sobre qué personaje representa realmente, lo cual le obliga a permanecer activo durante toda la obra. La visión onírica, y a veces cruel y satírica de la vida se manifiesta con la repetición de esos diálogos, con una visión circular del transcurso del tiempo. Nuestra interpretación personal de la obra original culmina en una adaptación fresca, íntima y novedosa que consigue fusionar música (4 saxos virtuosos) y teatro (3 actores-payasos), proporcionando al público un espectáculo totalmente innovador.